caos

caos…

en el proceso de crear una torta que fusionara el tema del alfajor con el Pavlova y el postre Chajá (para quien no lo conoce, tradicional de Uruguay: torta hecha con bizcochuelo, crema batida, duraznos y merengue, con alguna variante más), fui juntando las piezas por separado, viendo la forma de agregarle una crema bavaria con una viscosidad gelatinosa pero con firme personalidad, a los efectos de que a la hora del corte, se vieran las diferentes capas perfectamente limitadas y que mantuvieran su independencia, al tiempo que al llegar a su degustación, pudieran fusionarse tanto en textura como en sabor.

eso fue el génesis… el principio…

uno propone…. y luego se enfrenta con los accidentes y desafíos que la confección del proyecto establece, llámese fragilidad de los discos de la masa del alfajor, lo que lleva a posponer el proyecto y ahí quedan los restos, en la frustración de lo que supone el truncamiento de un proceso programado.

se presentan allí, en medio del camino, como testimonio del accidente, lo que lleva a cada encuentro con las pruebas del desafío, a llevarse un trozo a la boca, de cada uno de los componentes del frustrado evento.

en uno de esos pasajes, la mirada desde otra perspectiva (interna, más que nada) de lo que ha sido el conato de un proyecto abortado, y al rescate de lo que son los restos del mismo, en lo que significa esa otra vuelta de tuerca que nos ayuda a salir del “caos”, en esa gimnasia que se aplica absolutamente a todos los órdenes de la vida, nos abocamos a la tarea de ensamblarlos en un recipiente de manera tal, que nos permita mirarlo desde esa otra perspectiva, mientras juntamos fuerzas para realizar un nuevo intento de la idea primaria.

así es la vida…