Un te con galletas

Mano a mano con un te con galletas…   que me hicieron recordar, las marinas, … y las malteadas.  A mi me gustaban mas las marinas, porque eran mas secas, pero las malteadas, dependiendo de la panaderia elaboradora, muchas veces habia que sacarse el sombrero… y como siempre, me voy del centro hacia donde quiero apuntar;  me pasa,  que toda actividad que realizo, esta vinculada con algun aparato electronico y, para ser mas concreto, recurro a la situacion del te con galletas que acabo de ingerir, para utilizarlo de ejemplo: elijo la taza, coloco el saquito: lo de siempre, el agua, un chorrito de leche, azucar, voy a la mesa, miro para afuera (linda vista del canal), … y si traigo la tableta para ver los ultimos mensajes, etc; para jugarme un jueguito… y ahi hago un corte: vuelvo a mirar para afuera y seguidamente a mi taza de te, a mis galletas, al placer simple que me trae los recuerdos del comienzo de estas lineas; a mi pasado tan pasado, a mi barrio, a mi trabajo; a mis cosas… y por ahi sigo con las conexiones sinapticas que, como los suenos, solamente uno  puede entender porque si vamos a explicar al otro el porque de una imagen (que resulta surrealista, por no decir absurda) , y que no  tiene la culpa por no entender un carajo de donde viene, precisariamos mas de una vida para poder explicar, y asi y todo la quijada de nuestro interlocutor estaria practicamente dislocada por el asombro.

Entonces; volviendo al “esfuerzo” de prescindir de mi electronico aparato para encontrarme con el espejo de mi taza de te y mis galletas, me prometo  repetir mas a menudo este acto de auto-te –rapia, no solamente por el reencuentro  con imagenes del pasado, sino tambien por el simple placer de la reflexion acerca de la conciencia de la degustacion de mi te y mis galletas.  Sin grandilocuencias.