Pan de Carne (meat loaf)

No puedo separar del recuerdo, a la hora de hacer un pan de carne (meat loaf), dos cosas: la manera con el cuidado que mi madre colocaba longitudinalmente en la asadera la carne, para coronarla con papas y boniatos cortados alrededor de ella, y las hojas de laurel que colocaba encima de la pieza, pincelándolas con aceite, para que perfumaran la carne a medida que se iba cocinando.

 

Sigo manteniendo esas dos técnicas, principalmente, porque me dan la sensación de que sigo siendo propietario de los recuerdos y porque forman parte, entre otras, del acervo de mi memoria a la hora de recrear una receta.

 

Existe como una suerte mezclada entre el orgullo del sentido de pertenencia (en este caso de una técnica) y la satisfacción de saber que ella nos empuja como cimiento, a desarrollar ideas nuevas, estando siempre presente en el núcleo de las mismas.

 

Eso me gratifica sobremanera, y me estimula a seguir adelante.