El poder seductor de una mandarina…

Por su textura; por su aroma (que pasa por una mezcla de citrico y jazmin); por su sabor; por su voluptuosa forma (a su vez escondida, pero sugerida a traves de su cascara), la mandarina es una maravillosa fruta que cumple con todos los requisitos para saciar la sed, como para coronar con su toque dulce, una buena comida.

Se cruzo en mi camino, mientras pensaba que tipo de papas y otros elementos, escogia para la elaboracion y recreacion de un Gratin Dauphinoise.

La idea de mantener la fruta con la cascara apenas retirada para que sugiriera la presencia de su interior, me parecio hasta sensual, como mostrando al espectador parte de lo que va a saborear, pero que va a tener que interactuar con ella para lograr su objetivo.

Es asi que decidi sumergirla en un almibar de azucar, agua, Triple Sec y Yuzu; a fuego bien bajo, hasta que el mismo se redujera a casi un punto de hilo.

Decidi colocarla sobre un nido de kataifi (masa Phyllo) y acompanarla con una natilla perfumada con Cointreau.

Su nombre: Mandarin Helene, en recuerdo a una querida amiga.