Un saludo,

mario marinoni

casi como un libro...

Casi  como un libro de bitácora, en este emprendimiento de buscar el camino hacia la recreación de recetas simples, tradicionales, de siempre…; me enfrento al mismo desafío que –en algún momento- tomé en el lenguaje de las artes visuales: rescatar del desecho piezas que habían formado parte de muebles antiguos, sublimándolas con la inserción de una historia de mi lenguaje plástico.

Otra búsqueda pasó por la intervención de piezas de construcción masiva (de esas que, generalmente, provienen de Oriente), que su belleza original comenzaba a opacarse cuando la veíamos repetida por millones.

Era como una suerte de cruzada al rescate de la identidad individual del objeto; en otras palabras: una locura que me produjo muchas satisfacciones y, sobre todo, me ayudó a encontrar lo que dice Rosa Montero en “La Historia del Rey Transparente”: …”el verdadero sentido de la vida, es la búsqueda del propio sentido”…

La conexión que existe entre el acto creativo de las artes visuales y las culinarias, va mucho, pero mucho más allá de la presentación o decoración de un plato o receta: comienza en la intrínseca decontrucción de la misma –de su esencia-, tratando de elevarla al nivel de que sea reconocida su identidad, pero redisenada de tal forma, como si fuera observada desde una óptica diferente.

Uno debería ir “aprehendiendo” constantemente e irse perfeccionando hasta el dia en que se muera: ahí es donde dejaríamos la obra perfecta (para bien o para mal, en algunos casos), como dice Drummond de Andrade.

Una etapa muy importante de mi aprendizaje gastronómico, se la debo a la Escuela donde me gradué (Le Cordon Bleu) y a mis 5 anos en la cocina de Banquetes de Mandarin Oriental Miami.

Así entonces, el objetivo de este emprendimiento es una compleja fusión de búsquedas a través de distintos caminos, para satisfacer la necesidad de sentir que estamos formando parte de la cadena del propio acto creativo, apelando a la memoria de los sentidos, en aquellas recetas de la ninez; sacando del contexto algún ingrediente que específicamente utilizamos para una particular receta, redisenando la misma.

De lo que resulte, al final del camino, sólo me corresponde evaluar la etapa de elaboración; la vivencia y el disfrute del proceso (de esa felicidad se trata, también), y de agradecerle a mis queridísimas hijas, a mis incondicionales amigos, a mis companeros de trabajo, que me han empujado en los momentos más difíciles, a seguir adelante, sin olvidar a aquellos que ni siquiera me conocen y a quienes conozco en forma mediática o por referencia,  cuyas vivencias me han servido de inspiración para que, -de alguna manera-, pueda seguir andando.

Por ahí  vamos…

Miami, Setiembre de 2016