Para bien y para mal

Gratin Dauphinoise de manzana, pera y papa morada y boniato con aceite de trufas

 

La hora u hora y media que significa el trancon que, casi cotidianamente, me demora en el trayecto de vuelta a mi casa luego del trabajo, me envuelve en los pensamientos del pasado, a veces conectando presente y pasado, situaciones que nada tienen que ver y que solo yo entiendo (no por un tema de erudicion, sino por conocer un tanto de esa sinapsis).

Hoy me toco llegar hasta mi infancia, a mis 8 anos, a mi escuela y a la figura de una maestra terrible que tuve, en lo que refiere a mi pasado, y al brindis (sin alcohol, por las dudas, porque estaba en mi trabajo), en una actitud casi diria yo espontanea, en honor de la figura de Auguste Escoffier, padre de la gastronomia moderna, en lo que se refiere al presente.

Dos circunstancias que no tienen absolutamente conexion  en una historia, pero que se encuentran en un momento determinado, para darme algo de luz a la hora de buscar respuestas a mi propia busqueda.

En el primero de los casos: Delia; debe de haber llegado a su profesion vaya a saber porque razon del destino. No tengo pruebas para fundamentar su feroz y avinagrado caracter (solamente dulcificado con los selectos alumnos de padres influyentes).  Recuerdo que tuvo que retirarse por un par de meses por razones de salud y vino a sustituir la docencia el polo opuesto a ella: no recuerdo su nombre, lo que si recuerdo que senti tanta pena cuando se fue, que la verguenza no me permitio entregar un ramo de jazmines que habran terminado debajo de mi pupitre, en el estante para poner los cuadernos.

Volvio como una fiera, a arrancar mantel de plastico del pupitre; a sacar floreros y todo lo que significara su huella por el aula y el afecto que habia creado.

Pasados los anos, la volvi a encontrar en un bus, camino a mi casa. Iba con mi hija mayor, que tendria unos 10 anos, creo, y le explicaba lo que habia significado en mi vida y el recuerdo todavia dolia.

Lucia muy vulnerable, decadente. Su menton dejaba traslucir esos vellos rebeldes que la decrepitud ayuda a redondear en la imagen de la decadencia, y me dio pena; y me acerque a saludarla, a decirle que habia sido alumno suyo… y por supuesto no me recordo,… recordo si (con pelos y senales) todos aquellos que sus apellidos lustrosos habia tenido el privilegio de “educar”, … no a mi.

Y me senti un nabo pensando que el paso del tiempo podia ablandar aquel caracter soberbio; pero mas nabo me senti, porque la vida y las circunstancias me hicieron dejar ese ramo de jazmines en el estante de mi banco escolar a aquella maestra cuyo nombre no recuerdo, que sin pedir nada, dejo en su fugaz pasaje, un monton de afecto en mi vida.

Presente: Mi busqueda a traves de la gastronomia, en este caso, en la elaboracion y recreacion de recetas.

El contacto con la figura de Augusto Escoffier y una de sus tantas maravillosas recetas atribuidas a el: el Gratin Dauphinoise.

Se trata de una torta de papas cortadas muy delgadas, que se sumergen en una mezcla de crema de leche, hierbas frescas, sal y pimiento, y, escurridas, se van colocando en capas donde se  alternan con queso parmesano fresco rallado.  Horno muy moderado hace que el almidon de la papa una las capas (junto con el queso).

 El resultado es exhultante.

He ensayado esta receta de muchas maneras, inclusive exacerbandola hasta la sustitucion de la papa, por manzanas y peras (cuando no, la mezcla de papa morada y boniato).

La figura de Escoffier y su vida; su pasion por la gastronomia, sus innovaciones y su espiritu de investigacion,  materializan lo que he mencionado en otras oportunidades: la inspiracion, ese don que prende y germina cuando uno ve la grandeza de su trayectoria.

Ahora bien; dos historias diametralmente distintas que se conectan en mi vida de manera casi simultanea, en un trancon ; sin parametros de conexion aparente.

Dale, dale… me digo ultimamente, para no dejarme caer en el bajon de los momentos vulnerables, tratando de buscar un estimulo que me levante el animo en las horas oscuras. Entonces recurro al lenguaje que me sacude y llego, como en este caso, a una receta, a un creador, a la busqueda a traves de la re-creacion; a la lectura de una vida llena de inspiracion, para conformar mi propia busqueda… mi propia vida.